La publicidad y los Carnavales
Algunas marcas tienen un "PEQUEÑO" vicio y es que les encanta disfrazarse de lo que no son. Me quedo con varios fragmentos del libro "Postpublicidad" escrito por el publicitario Daniel Solana, fundador de DoubleYou.
1- "Muchas marcas con mentirosas compulsivas. Llevan tantos años inventándose posicionamientos ficticios, aparentando ser lo que no son, dramatizando las bondades de sus productos, contando historias imposibles, diciendo verdades a medias y jugando a construir ficciones extraodinarias, que ya no saben distinguir la realidad de la fantasía. Por eso cuando entran en Facebook exclaman: ¡Eh, chicos, soy yo, la definitiva máquina de conducir!, o "Aquí estoy, soy la chispa de la vida", y no se dan cuenta de que lo que dicen no es más que una invención, un cuento, una mentira publicitaria más".
2- "La ha desarrollado mecanismos antispam, envía a la papelera de reciclaje todo aquello que perciba como anuncio, lo mejor que puede hacer la publicidad es evitar que parezca publicidad".
3- "Las marcas no han hecho más que mentir y, como a Pinocho, les ha crecido tanto la nariz que ya no pueden disimularlo".
4- "Sinceramente, eso de que el mercado son conversaciones suena muy bien, pero es ilusorio. Estamos muy lejos de conversar o intercambiar nada con nadie porque, de entrada, las marcas ni si quiera son capaces de escuchar. Están sordas".
5- "Nos empeñamos en gritar todo el tiempo aquello de ¡participa con nosotros! sin darnos cuenta de que igual la gente no quiere hacerlo, es mejor que la gente intervenga si lo desea a pedir su participación. Una cosa es entrar a un restaurante y elegir un plato de la carta, otra un self-service en el que uno mismo se sirve el plato y otra muy distinta es que nos sugieran entrar en la cocina y que nos hagamos nosotros mismos la comida. que exista la posibilidad de participar, no significa que todos quieran cocinar".
6- El ser humano es social por naturaleza, por lo tanto, le gusta actuar, hablar, dialogar e intervenir, sin embargo, existen ocasiones en que prefiere ser un espectador contemplativo de historias maravillosas que le transporten lejos de su realidad, sin tener que intervenir lo más mínimo, ni mover un sólo dedo para hacer click".
7- Estamos acostumbrados a recibir publicidad de ficción. "Tenemos la necesidad de mirar a nuestros vecinos, hurgar en su realidad íntima y consumir maravillosas historias cotidianas".